Horas antes de llegar a La Coruña

Desde hace un par de años uso Blogger como editor de blog.

Las sesiones para «La Voz de Galicia» son una excusa estupenda para pasarme a WordPress

          Y valga este post para probar las cuatro utilidades que trabajaremos:

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Un artículo de mi READER:

La reputación

de cumClavis
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Hubo un tiempo en el que una reputación profesional determinada era el resultado de un trabajo realizado debido a su calidad, a su cantidad, a su singularidad o a todo a la vez. Hasta hace relativamente poco era sencillamente impensable que alguien intentara poseer una reputación sin habérsela labrado antes… era como pretender sacar humo por la chimenea sin haber quemado antes leña en el hogar. A los que lo hacían se les llamaba directamente embaucadores.En esta misma época quedaba mal que alguien proclamase a los cuatro vientos su buena reputación. Se daba por sentado que era algo que te ganabas tú pero de lo que hablaban otros, supuestamente aquellos que conocían de cerca la calidad, cantidad o singularidad de tu trabajo. Darse autobombo proyectaba sobre la persona la siniestra sombra de las posibles causas que ocasionaban aquella orfandad socio-profesional. No, lo normal y deseable era llegar a conseguir que alguien cantase tus virtudes mientras tu intentabas restarle importancia con un “quita, quita” de falsa modestia.

Parece ser que la reputación así entendida está adquiriendo el color sepia de las fotos de antaño, ya que las nuevas tendencias apuntan sin ningún pudor hacia una dirección diametralmente opuesta. De alguna manera, se está dando un giro de 180 grados y la reputación profesional ya no ha de ser el resultado de nada sino que, en sí misma, puede ser causa y origen de todo sin que, para ello, medie nada más que no sea el maquillaje grandilocuente y amplificado por la tecnología puntocero actual.

Así pues, a nadie le extraña ya que en lo que prendía ser una red profesional seria como era el caso deLinkedIn, haya quien pida una recomendación profesional a personas con las que tiene una relación superficial y que desconocen absolutamente los valores, las realizaciones o la manera de proceder, por no decir a la misma persona que hace la petición. Todo indica que una recomendación en LinkedIn es ya tan fiable como un amigo en Facebook.

También es un hecho que empiezan a ser legión aquellos que se dedican en cuerpo y alma [¿alma?] tan sólo a la creación de lo que llaman su “marca personal” pero que, en demasiados casos, no es más que un tecno-encantamiento con el que se pretende conseguir los beneficios de una reputación que, como decía al principio, hasta no hace mucho sólo se conseguía a base de un ejercicio profesional realizado y probado. Un encantamiento que realizan, no pocas veces, aprendices de brujo que por auto-desconocimiento llegan a ser víctimas de las mismas fuerzas que despiertan, a creerse con arrogancia lo que predican y a exigir un reconocimiento a la altura de la reputación que se han inventado… Vaya, un coñazo más para sumar a la no poca suspicacia que ya despierta mucha de la actual oferta profesional.

Reinvertarse en la midlife: superar la madurescencia

La edad de la jubilación a los 65 se fijó en Europa en 1889 (Bismark), cuando la esperanza de vida era de 45 años.
Actualmente en España la esperanza de vida está en torno a los 83 y subiendo.


Actualmente el 16% de la población española es mayor de 64 años.


En el 2040 el 32% de la población tendrá más de 64 años.




Y analizando la pirámide de edades de una empresa española de más de 1000 empleados parece más que evidente el envejecimiento acelerado de las plantillas.

 Y analizando evolución de la pirámide de edad en España, es fácil deducir que nos enfrentamos a un futuro con muy pocos jóvenes y con vidas laborales en activo muy largas y sin creación de empleo y por lo tanto con un alto porcentaje de autoempleo colaborando con la empresa pero sin ser parte de su estructura.

Son cuatro datos que me hacen creer que el futuro de Europa está en manos de trabajadores y profesionales maduros, con mucha experiencia: Asesores, consultores, coaches, mentores, tutores, maestros, dinamizadores, investigadores, lideres, artistas,… China está reclutando talento en Europa 


No puedo imaginar una Europa dedicada en el futuro próximo a la industria manufacturera o a la industria pesada. Y me atrevo a decir que afortunadamente nos moveremos en el mundo de los servicios y el conocimiento. 


No puedo dejar de transcribir las palabras de Zygmunt Bauman  en el Congreso Europeo de la Cultura que se está celebrando en Polonia:


Bauman pidió a los asistentes que dejaran de ver la televisión durante los cuatro días del congreso para no contagiarse del pesimismo. También reclamó la herencia cultural europea como la mejor arma para salir de la crisis. Enlazando con el eje sobre el que Polonia ha articulado su presidencia, el de la diversidad, Bauman ció a Gadamer recordando que la diversidad es el mayor tesoro que Europa puede dar al mundo y a Steiner cuando asegura que el viejo continente morirá cuando deje de prestar atención a los detalles.


Y en el mismo sentido, Philippe Kern comenta:


«Hay que empezar a dejar de pensar en la cultura como en «una isla autónoma dentro del marco social», señalaba ayer en el mismo sentido el abogado y lobbista cultural Philippe Kern. «En estos momentos hay que situarla en el centro del discurso social y económico de la nueva sociedad», añadía, «y no solo porque actualmente la industria cultural proporciona millones de empleos y supone una parte importante del PIB, ni tampoco porque cuando China quiere desarrollar una economía creativa viene a Europa en busca de talento, sino porque aunque no nos demos cuenta, es nuestro principal recurso económico, como lo sería el petróleo para otros».
«Cuando hablamos de innovación», añadió, «pensamos que solo procede del campo de la tecnología, cuando en realidad es el campo de la tecnología el que bebe de las ideas y tendencias que surgen del campo de la cultura». «Hay que atraer artistas a las empresas, para que con su mirada ofrezcan alternativas», añadía. La cultura, además, tiene una dimensión añadida: crea solidaridad entre la gente y esto es lo que ahora necesita Europa.»

Nuestro futuro personal está en la transmisión de nuestro conocimiento tácito acumulado a través de los siglos.

Historia de un cuadro familiar


Sorolla





Para mi hermano Rafael. Si quieres que alguien te oiga con el corazón, háblale con los ojos.




Todos tenemos una historia. Cada uno de nosotros tiene algo que contar. No somos más que una acumulación de experiencias, expectativas, sueños, un montón de historias: las que queremos contar, las que queremos ocultar, las que pensamos que nos describen, las que inventamos para ser mejores a los ojos de los demás y que acabamos creyendo porque nos hacen mejores…
Las que nos cuentan de nosotros mismos y no reconocemos. Las que soñamos, las que construimos en el aire, las que empiezan siendo apenas una chispa que prende una cerilla, que prende una vela, que acaba incendiando nuestra alma…


Todos somos historia. En la mirada de cada uno de nosotros se esconde ese secreto, ese misterio que nos define y que a veces nosotros ni siquiera intuimos, que los demás ven y nosotros daríamos lo que fuera por saber… ¿qué ve el otro? ¿qué es lo que está viendo el otro de mí? 


Cuando era muy pequeña me subía al taburete del cuarto de baño y hablaba con mi otro yo, la que estaba en el espejo. Le contaba fantaseando lo que había hecho durante el día, mentiras que me creía, que se creía Laura. Desde muy pequeña me ha gustado contar historias, fábulas, leyendas, sucedidos, misterios… Pero sobre todo me gusta que me cuenten historias, que yo paladeo, reconstruyo, y transformo más tarde.


Llevo mal el silencio. Cuando alguien esconde, cuando alguien calla, me inquieto. Prefiero la mentira, prefiero la fábula, la ensoñación… al silencio.